Los comercios de la ciudad de Santa Fe tienen la opción de implementar el horario corrido, a partir de un acuerdo entre las entidades que agrupan a los comerciantes y el Ministerio de Trabajo de Santa Fe.
Todas las opiniones que se escucharon por este diario rechazan la implementación de esta iniciativa, con diversos argumentos.
Patricia, empleada de un local que vende artículos de bazar, comentó: “No lo vamos a implementar porque la gente sale a las 5 de la tarde a comprar, Aristóbulo es barrio y la gente no deja de dormir la siesta. El movimiento en nuestro local empieza alrededor de las 5.30 y tenemos gente que viene a las 8.15, a este local el horario corrido no le conviene”.
Uno de los temas que impulsó la movida para que sea una opción abrir de corrido fue el alto costo en pasajes de colectivos que tienen los empleados. Al respecto, Patricia indicó que sería el único punto positivo, pero al mismo tiempo mencionó que “se encarece el valor de tener que ir y volver, pero abrir a la siesta significa que no entre nadie a comprar”.
A su vez señaló que en este local en particular, los dueños les preguntaron a los empleados si preferían mantener la atención de 8 a 12 y de 16 a 20 o trabajar de corrido, pero optaron por continuar con el formato tradicional.
Nadia, es comerciante en un local de ropa para niños, al consultarla sobre las opiniones del resto de los comerciantes en los grupos de WhatsApp, dijo que “algunos se van a adherir para probar y otros no. Está bastante dividido, pero en esta incertidumbre de que hay pocas ventas va a ser contraproducente, sobre todo a la tarde que es cuando hay más movimiento”.
“Creo que la única forma de que funcione es que se establezca como una obligación como fue en pandemia, el tema de que sea una elección nos termina perjudicando porque uno como cliente va a venir a un local a las 3 de la tarde pero el negocio de al lado va a estar cerrado, va a ser una confusión”, analizó.
Inseguridad
Ariel, quien tiene a su cargo locales de ropa sobre Aristóbulo y en la peatonal, aseveró: “Nunca estuve a favor del horario corrido, no por cuestión que no me guste, sino porque la gente en Santa Fe no está acostumbrada y yo me debo a los hábitos de los clientes. En el centro traté de implementarlo y no funcionó”.
“Creo que la única forma de que funcione es que se establezca como una obligación como fue en pandemia, el tema de que sea una elección nos termina perjudicando”, opinó Nadia. “Creo que la única forma de que funcione es que se establezca como una obligación como fue en pandemia, el tema de que sea una elección nos termina perjudicando”, opinó Nadia.
En este sentido cuestionó que la mayoría de los comerciantes que impulsaron el cambio de horario son aquellos que tienen negocios en el microcentro santafesino. “Me molesta que lo quieran imponer los que atienden en la peatonal, porque Santa Fe no empieza ni termina en el centro”.
Además de la costumbre del santafesino de descansar durante la siesta, el otro inconveniente que observan los comerciantes es la cuestión de inseguridad en ese horario. “Caminar a la siesta por acá o más al norte es un peligro”, destacó Ariel.
Nadia sobre el factor negativo de sentirse inseguro agregó: “Después del mediodía en Aristóbulo pasan pocos autos y no hay casi nadie caminando, a la 1 si yo me demoro me da miedo salir del local”.
En pandemia
Los trabajadores consultados por este medio recordaron que durante la pandemia del Covid-19 cuando se implementó el horario corrido de forma obligatoria durante la franja horaria de la siesta no tuvieron muchas ventas. “En pandemia estuvimos a la siesta y a la gente les costó mucho, no se adaptó. Cerrábamos a las 6 de la tarde que era el horario máximo y tenemos clientes que te golpeaban la puerta”, rememoró Patricia.
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