La empresa anunció la detención de actividades en Avellaneda. El Sindicato de Aceiteros denuncia una crisis prolongada y advierte sobre posibles medidas nacionales
El anuncio de Vicentin sobre la paralización de sus plantas en Avellaneda y Ricardone encendió las alarmas en la provincia de Santa Fe. El impacto inmediato afecta directamente a miles de trabajadores, aunque el número se multiplica si se consideran los empleos indirectos. La situación se produce en un contexto de conflicto sostenido con la empresa, que atraviesa un proceso de concurso de acreedores desde 2020.
Leandro Monzón, integrante de la comisión directiva del Sindicato de Aceiteros de Reconquista, confirmó que el viernes pasado la empresa comunicó la detención “segura” de las plantas. Aunque aún no se habla de un cierre definitivo, la producción ya se encuentra paralizada y crece la incertidumbre entre los trabajadores. “Nos avisaron que iban a parar las plantas, no que las cerraban. Pero hoy ya estaría todo detenido”.
La planta de Ricardone emplea alrededor de 1050 personas y venía trabajando con girasol, mientras que en Avellaneda, donde hay unos 200 empleados, se producía bioetanol. La planta de San Lorenzo, dedicada a la soja, ya estaba sin actividad por falta de grano.
“En el norte, son al menos 3500 los trabajadores directos de Vicentin, y si sumamos los indirectos, el impacto se triplica”, explicó Monzón.
Monzón destacó que la empresa viene reduciendo su actividad desde hace tiempo. “Desde que Vicentin decidió cerrar procesos productivos en nuestra zona y trasladarlos al sur, empezaron los problemas. Ya no es solo la pelea por mantener las plantas abiertas, ahora también atacan los salarios”, denunció.
La preocupación crece en la región. En Avellaneda y Reconquista, la firma es un actor económico central, no solo por las plantas aceiteras, sino por otras empresas del grupo como el frigorífico, la textil Bullón y Algodonera Avellaneda, esta última también en concurso desde febrero. “En el norte, son al menos 3500 los trabajadores directos de Vicentin, y si sumamos los indirectos, el impacto se triplica”, explicó Monzón.
En paralelo, esta semana estaba prevista una reunión clave en el marco del concurso de acreedores, solicitada por los veedores judiciales. “Nosotros venimos denunciando muchas irregularidades y seguimos reclamando una intervención judicial. Cuando la administración vuelve a manos de los directivos, reaparecen los problemas”, afirmó el dirigente gremial.
Mientras tanto, la situación ya se trasladó a la paritaria nacional aceitera, que se desarrolla en Buenos Aires. Aunque el foco era la negociación salarial —aún sin acuerdo y con diferencias “muy amplias”—, el conflicto con Vicentín se impuso como tema urgente. “Seguramente lo vamos a tratar hoy. Si hace falta, no descartamos una huelga nacional”, anticipó Monzón.
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