El menos estaba en estado crítico cuando lo encontraron. Los policías no esperaron la ambulancia y lo llevaron directo al hospital. Le salvaron la vida.
La situación ocurrió pasadas las 19.10, en un domicilio ubicado en Candioti al 3200, cuando una alerta desesperada ingresó a la frecuencia del Comando Radioeléctrico (C.R.E.): un menor estaba en grave estado y requería auxilio inmediato.
Sin perder un segundo, efectivos que realizaban un servicio de saturación en 7 de Marzo al 1200 emprendieron una veloz carrera hacia el lugar. Lo que encontraron fue desolador: el pequeño se hallaba sentado en una silla, con el rostro pálido y los labios amoratados, signos inequívocos de que estaba perdiendo oxígeno.
Con el tiempo jugando en contra, los uniformados tomaron una decisión clave: informaron al 911 que no esperarían una ambulancia y trasladarían al niño en el móvil oficial. De inmediato, activaron sirenas y balizas para despejar el tránsito, e iniciaron una carrera contrarreloj hacia el Hospital de Niños Orlando Alassia.
A las 19.20, el móvil policial llegó al centro médico, donde el personal de guardia ya los esperaba. Allí, el menor fue atendido de urgencia y lograron estabilizarlo, ante la presencia de su padre, visiblemente conmocionado pero agradecido por la acción de los policías.
El pequeño quedó internado y en observación para controlar su evolución. Según informaron fuentes médicas, la intervención rápida fue determinante para evitar un desenlace trágico.
Este episodio no solo refleja el valor del trabajo policial en el terreno, sino también la importancia de la coordinación con los servicios sanitarios. En una situación donde cada segundo cuenta, el profesionalismo y la reacción inmediata marcaron la diferencia entre la vida y la muerte.
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