Ya habría suficientes votos en contra de la norma y sería la primera vez que eso ocurre. Igual seguirá vigente, salvo que también lo rechace Diputados. En tal caso, podrían relevarlo con distintos proyectos de ley. La mirada otra vez en la Corte.
El oficialismo se organiza para asimilar el golpe de lo que prevé será un revés en el Senado de la Nación, donde ya habría suficientes votos para rechazar el mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía, y que ya sufrió menoscabos en particular a partir de una serie de recursos de amparo presentados en los tribunales.
El pedido de una sesión especial para tratar (o más bien rechazar) el DNU venía siendo alentado sin éxito desde el kirchnerismo, pero al sumarse nueve senadores de la oposición “dialoguista”, incluyendo a un radical, ya ese bloque de opinión cuenta con quórum suficiente para garantizar la reunión y seguramente votar en contra de la norma.
El número mágico es de 37 votos, y el peronismo (en un interbloque que aglutina dos bancadas, encabezado por José Mayans) cuenta con 33. Se descuenta que sumando al menos una parte del resto de los partidos provinciales que reclamaron el tratamiento, alcanzarían los 40 y, por primera vez un DNU presidencial sufriría el rechazo parlamentario.
El grupo que constituyó esta avanzada opositora “no kirchnerista” está compuesto por los peronistas disidentes Edgardo Kueider (Entre Ríos), Carlos Espínola (Corrientes) y Alejandra Vigo (Córdoba), de Unidad Federal; los provinciales de Innovación Federal Mónica Silva (Juntos Somos Río Negro), los misioneros renovadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano, y el radical Pablo Blanco (Tierra del Fuego).
“Hay números más que suficientes para rechazar el DNU. Al convocarse la sesión, el rechazo al DNU es un hecho, no veo margen para otra caso, dado el contexto actual”, corroboró Kueider.
Pase de cámara
De todos modos, la norma continuará vigente, ya que para perder efecto debe ser rechazado por ambas cámaras. Y en principio, en Diputados no tiene tanta contundencia la postura negativa, aunque eso podría modificarse por efecto del enfrentamiento del Poder Ejecutivo con los gobernadores y también con los legisladores no alineados, que podría escalar en los próximos días e incluso llegar a un pico de tensión en lo que será el discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa el próximo jueves a la noche.
Al respecto, y tras advertir que “es un DNU con 300 DNU adentro”, el entrerriano Kueider pidió que la Corte Suprema de Justicia declare la inconstitucionalidad del Decreto de Necesidad y Urgencia para que “todo lo actuado pase a ser nulo”, ya que advirtió que si es rechazado por el Congreso, “para atrás se convalida y es nulo para adelante”.
El rol de la Corte
La Corte tiene en su órbita, precisamente, dos planteos para anular por inconstitucional el DNU 70/2023. El Alto Tribunal tiene una jurisprudencia restrictiva en cuanto a validar los DNU, porque la Constitución le veda al Poder Ejecutivo la facultad de legislar, excepto en situaciones excepcionales. Aún así, y más allá de las consabidas operaciones mediático-políticas, los ministros no han dejado traslucir criterio alguno en este caso en particular, ni tampoco urgencia.
Paralelamente, al Corte le tocará también intervenir, por competencia originaria establecida por la Constitución Nacional (es decir, de manera directa y no por la vía de apelaciones) en los planteos de las provincias contra el gobierno central. Entre ellos, el de la provincia de Buenos Aires, por el mismo fondo que obtuvo durante la pandemia, a costa de Capital Federal, y que ahora le quita el actual Poder Ejecutivo; aunque no para devolverlo a su beneficiario original. La paradoja es que esa misma cuestión está a estudio de la Corte, que ya dispuso en su momento una cautelar a favor de la Ciudad para que se le restituya ese dinero; orden que no cumplieron ni Alberto Fernández ni Javier Milei. Y que, en su momento, fue el disparador del fallido proceso de juicio político contra los ministros del Tribunal que llevó adelante la gestión anterior durante todo el año pasado. Como una serpiente que se muerde la cola, el gobernador Axel Kicillof busca amparo ahora de parte de un cuerpo al que el kirchnerismo gobernante se empeñó en desacreditar e intentó remover.
Vías alternativas
Pero en lo que atañe al DNU, y mientras monitorea (y eventualmente intenta dilatar) la definición en Diputados, el ala “dialoguista” del gobierno intentará con su equivalente parlamentario acordar una salida institucional para la normativa, con una serie de proyectos de ley que aborden la profusa cantidad de materias abarcadas inicialmente a sola firma del Ejecutivo. Por ejemplo, con la reforma laboral.
La estrategia sólo requiere de tiempo suficiente para cuajar antes de que avance un hipotético rechazo al DNU, pero también de la aprobación del núcleo duro del gobierno, que parece más entusiasmado con la confrontación a todo o nada que con realizar concesiones, aún en situaciones complejas. Como es la que, se la mire como se la quiera mirar, es la que estallará en el Congreso.
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