Unión, más allá de la clasificación, dejó una gran imagen ante el poderoso Rosario Central, con varias apuestas de Leo Madelón que dieron resultados.
La clasificación de Unión a los octavos de final de la Copa Argentina, tras dejar en el camino a Rosario Central en los penales (3-1, luego de igualar 0-0 en los 90 minutos), marcó algo más que un pase de ronda. Significó el primer indicio concreto del cambio de rumbo que intenta imprimir Leonardo Madelón desde su regreso al club. Y los efectos de su trabajo ya comenzaron a notarse.
En un partido que se presentó duro y con margen de error mínimo, Unión mostró una versión más sólida y confiable, especialmente en lo colectivo. El cambio de esquema —del 5-3-2 que utilizaba Cristian González al tradicional 4-4-2 que es marca registrada de Madelón— le permitió al equipo ordenarse, recuperar equilibrio en todas sus líneas y ejecutar un plan de juego sencillo pero efectivo. Las consignas claras, el mensaje directo y el conocimiento del plantel hicieron que la idea se trasladara con naturalidad al campo.
Uno de los puntos altos fue la línea defensiva. Franco Pardo se consolida como líder del fondo, transmitiendo seguridad y coordinación, y complementándose de buena manera con Valentín Fascendini, una de las apuestas de Madelón. Por los costados, Lautaro Vargas fue salida permanente, con mejorías visibles en la marca y mayor confianza ofensiva gracias al nuevo sistema, mientras que Mateo Del Blanco aportó dinámica por izquierda, aunque aún debe fortalecerse en el retroceso defensivo.
En el mediocampo, el funcionamiento también dejó señales positivas. La presencia de Mauricio Martínez y Mauro Pittón en los interiores le dio otra fluidez y orden al equipo. Ambos ya fueron dirigidos por Madelón en su anterior ciclo y conocen de memoria sus exigencias. Si bien todavía falta rodaje para afinar automatismos, el entendimiento entre ellos ya es una base firme.
Prensa Unión
Julián Palacios es otro de los que mostró una clara evolución. Jugando como volante por derecha, su desequilibrio y sacrificio encajan bien en el ADN que propone el DT, y su nivel fue notoriamente superior al que había mostrado en el primer semestre del año. En cambio, Franco Fragapane todavía no logra despegar. Sigue en deuda desde lo futbolístico, aunque cuenta con el respaldo incondicional de Madelón, que confía en su levantada.
En ofensiva, la dupla de ataque dejó buenas sensaciones. Lucas Gamba mantiene su regularidad y entrega, potenciado por su conocimiento del estilo Madelón, mientras que Cristian Tarragona tuvo una carta de presentación que ilusiona: entrega, garra y liderazgo, aunque aún debe traducir ese esfuerzo en goles, que es el principal objetivo por el que llegó a Santa Fe.
La sintonía fina para el Unión de Madelón
A dos semanas del inicio del Torneo Clausura —donde Unión debutará ante Estudiantes, posiblemente el domingo 13 o lunes 14 de julio—, Madelón sabe que todavía hay detalles por corregir, sobre todo en el juego asociado y la eficacia ofensiva. Pero el rendimiento ante Central dejó sensaciones alentadoras, tanto desde lo táctico como desde lo anímico.
Con la mira puesta en sumar para escaparle al descenso, el Tatengue empieza a construir sobre una base reconocible. El vaso medio lleno dirá que, con Madelón, Unión aún no ganó en los 90 minutos (tres empates y dos derrotas), pero también que ya logró eliminar a un rival calificado, con un plan de juego claro y un equipo que comienza a responder. El camino es largo, pero hay señales de que la identidad volvió.
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