En Belo Horizonte, el técnico tatengue dijo que los cuatro partidos que dirigió le alcanzaron para tener una buena radiografía de lo que tiene y lo que le falta. El presidente Spahn señaló que la situación deportiva lo mantiene “ocupado más que preocupado”.
“Recursos va a haber; y si no, pediremos un préstamo. Somos un club confiable y tendremos el resto suficiente para salir al mercado de pases y traer lo que el técnico nos pida y necesite”, dijo el presidente Spahn en el mano a mano con El Litoral en Belo Horizonte. Eso fue antes del partido, cuando ya no solo las cartas estaban echadas desde lo matemático y nada iba a cambiar la sensación de fracaso que produjo esta primera mitad de año, sino que las sensaciones que quedaron después del 0 a 0 con Cruzeiro fueron las mismas: Unión necesitará cambiar la imagen y esto precisará del aporte de algunos jugadores que lleguen para lograr ese objetivo.
Madelón sabe que necesitará trabajar con eficacia en un mercado de pases que no será fácil y tendrá sus complejidades, arrancando por el hecho de que la gran mayoría de los jugadores tienen contrato vigente con sus clubes y, para sacarlos, habrá que arreglar con ellos y con el propietario de sus pases o contratos. Igualmente, como ocurrirá con Unión también, casi todos los clubes pondrán algunos futbolistas a disposición para que consigan, en otra institución, el oxígeno y las chances que no tuvieron en las que confiaron en ellos en su momento. En Unión, por ejemplo, esto pasará con Angulo y al menos un par de futbolistas más.
Lo que pasó con Unión quedó muy a la vista:
- 1) Jugadores que venían del proceso anterior (el de 2024) que bajaron su rendimiento.
- 2) Jugadores que llegaron con la intención de convertirse en refuerzos y apenas fueron meras incorporaciones.
- 3) Jugadores de indudable jerarquía y calidad, que no alcanzaron a demostrar toda su valía por los vaivenes e indecisiones de Cristian González. El caso más ajustado a este concepto es el de Mauricio Martínez, que demostró en un puñado de partidos – a lo último – que es un jugador que no puede estar afuera de cualquier 11 titular que pueda imaginarse, pero en una función adaptada a su actualidad y necesidades, tanto físicas como futbolísticas.
- 4) Ya que tocamos la parte física y táctica, el Unión que sabía a qué jugaba y que “te corría hasta abajo de la cama” en el 2024, dio paso a un equipo desordenado, sin brújula, que equivocaba los caminos y que daba ventajas en lo físico. Aquella famosa “intensidad” del año pasado, desapareció casi por completo. Y ya la famosa frase del Kily – “los chicos se vaciaron” – tan bien utilizada en muchos partidos del 2024, desapareció del vocabulario del anterior entrenador.
Con todos estos elementos a la vista, el último puesto en la zona A de la Liga Profesional y el último puesto en la zona E de la Copa Sudamericana, se debió a que Unión fue un equipo increíblemente inofensivo, con un promedio de medio gol por partido y que, además, perdió por completo aquella solidez defensiva que lo había distinguido el año pasado con la tan mentada línea de cinco y rendimientos individuales muy buenos.
Buena parte de la inversión se la llevó la contratación de dos delanteros (Estigarribia y Colazo), que apenas convirtieron dos goles. Y la gente esperó con una expectativa desbordante – y también difícil de justificar – que apareciera Diego Armando Díaz como “salvador”. Se confió en un jugador como Estigarribia que llegaba con un promedio de un gol cada cinco partidos, en Atlético Tucumán, y que acá marcó dos en 18 partidos. Y se confió también en un jugador como Agustín Colazo, que explotó en Aldosivi campeón de la Primera Nacional convirtiendo 14 goles en 37 partidos (muy buen promedio), pero que no venía con la misma eficacia de sus pasos anteriores. Y ni hablar de Angulo, que jugó un tiempo con Estudiantes en el primer partido, se lesionó y recién volvió a tener una chance con Barracas Central cuando marró un mano a mano, y punto.
Suena el nombre de Cristian Tarragona, un delantero al que Madelón conoce bien, que tiene contrato vigente con Talleres pero no estaría en los planes para seguir y que, además, es hincha de Unión y ya en un par de oportunidades le dijo que no, seguramente por ofertas superadoras, y ahora tendría la posibilidad de cumplir con algo que, en su momento, también lo destacó como un sueño: el de ponerse la camiseta del club del que es hincha.
Sea Tarragona o algún otro que tenga Madelón en el radar, está claro que Unión tiene que sumar gente de mitad de cancha hacia adelante. Oxigenar el sector ofensivo, como aspecto principal, porque en el único partido, de los 23 que jugó oficialmente hasta el momento, que el equipo tuvo gol, fue contra Colegiales por la Copa Argentina, cuando perdía 1 a 0, el Kily cambió nombres y esquema antes de que termine el primer tiempo y así lo pudo dar vuelta para ganar 3 a 1 y pasar a la siguiente instancia, donde jugará el 28 de junio contra Rosario Central.
Unión tiene que encontrar gol. Fue uno de los grandes déficit, aunque no el único. Hubo partidos en los que la generación de situaciones fue muy buena (caso Racing, Newell’s y hasta el mismo partido con Argentinos Juniors, más allá de que se lo perdió bien). Pero esos casos, los de claridad en la generación de juego, no fueron los que abundaron. Quizás también haya que buscar algo más para darle opciones al mediocampo, tanto en el juego propiamente dicho como también en la contención, porque en ese rubro se terminó destacando Profini, que fue uno de los pocos grandes aciertos del Kily en este 2025.
Madelón es un técnico que tiene espalda de sobra, experiencia por doquier, está acostumbrado a lidiar en estas circunstancias de mucha necesidad y si algo intenta, es que sus equipos tengan orden y que encuentren una solidez defensiva que Unión tampoco tuvo. Por eso, el esquema tiene rigidez. Madelón juega 4-4-2 y los matices van más allá del dibujo. A esos matices los pueden aportar las individualidades. Y ahí es donde Unión no ha tenido una buena respuesta. Ni de los que estaban, ni tampoco de los que llegaron.
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