Bares de Santa Fe: crecen los locales que evalúan cerrar
El presente de los bares y restaurantes de Santa Fe en el marco de un mal presente económico en la diaria de los santafesinos se resintió de forma brusca respecto a diciembre de 2023, indicando que hay hasta un 40% menos de clientes en los locales.
Lo que reflejaron desde la Cámara de Bares fue una situación crítica en donde posicionaron que “los pocos que sobrevivan podrán experimentar un rebote, pero a consecuencia de eso caerán un montón de otros locales”.
Maximiliano Chiarelli, presidente de la Cámara de Bares, revela el impacto de la crisis económica en el sector, con santafesinos que ajustan sus bolsillos y empiezan a recortar salidas: “Lo que viene pasando en la ciudad es una merma muy importante de aproximadamente entre el 35 y 40% respecto a diciembre de 2023, en febrero se agudizó esta caída”.
Reducción
Los empresarios gastronómicos postularon dos cuestiones como las más preocupantes en este pobre presente del sector, que “además de la baja considerable de la cantidad de clientes hubo una reducción muy importante en la rentabilidad de los locales”.
A modo de ejemplo, se puede citar las tan mencionadas listas de precios con incrementos cada vez más notorios, lo cual deja un margen muy escaso para maniobrar en cuanto al aumento que pueda aplicar el gastronómico y el precio que valide el cliente teniendo en cuenta el costo de guardado, mano de obra, etc. “La rentabilidad cayó 20% respecto a diciembre para el empresario santafesino”, afirmaron.
“No podemos subir más los precios debido a que el poco público que todavía concurre a los locales se frenaría más aún, por lo que el empresario cede un poco. Esto se viene manifestando hace largo tiempo, solo que en los últimos meses se profundizó mucho”, argumentó Chiarelli.
Con respecto a la distribución de los clientes y la habitualidad del consumo en Santa Fe, público tradicionalmente asiduo a ir a los bares y restaurantes de la ciudad en días hábiles como miércoles o jueves, desde la parte gastronómica afirmaron que “esto también fue afectado”. Y agregaron: “El santafesino estaba adoptando una cultura de bar, a manera que uno iba un lunes, martes o miércoles a un bar y se veía movimiento. Esto se nota que se apagó, con lo que hay que pensar que la gran mayoría de bares y restaurantes de Santa Fe tienen estructuras armadas para esa época en la que se podía abrir a las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche sabiendo que siempre iba a haber tránsito de público”.
La segmentación de los bares en cuanto a sus horarios de apertura se hace sentir con este presente. Algunos trabajan a la mañana, otros al mediodía, otros a la tarde, como también otros a la noche, habiendo “muy pocos” locales que abarcan todos los turnos con las puertas abiertas por el efecto de la baja de clientes repercutiendo en los horarios.
Consultado por la afluencia de gente a los bares en los fines de semana, momento clave para el trabajo del sector, Chiarelli puntualizó que “la gente se acerca y aprovecha con lo que le cuesta salir en estos tiempos, viéndose los bares llenos en esta franja”.
La preocupación que manifestaron gastronómicos, a propósito del trabajo intenso que se da solo fines de semana y días cercanos, que es debido a que tienen “una estructura con un número de personas estipulando un movimiento de franja horaria que se está reduciendo, lo cual lleva inevitablemente a reducir personal”.
Locales en alquiler por baja rentabilidad
Lo novedoso de estos tiempos y que alimenta la preocupación de los gastronómicos es la decisión de varios dueños o inquilinos de locales de poner el inmueble en venta o alquiler, lo cual es una realidad en Santa Fe en este presente. No son pocos los empresarios que están ofreciendo a otras manos la atención de los locales debido a la casi nula rentabilidad actual.
“Lo que uno hace es achicar los márgenes de rentabilidad que se tenía previamente. Hoy en día la inversión que se tiene que hacer para poner un bar, entre heladeras, choperas, aire acondicionados, convector, sillas, mesas, mármol, hierro, etc., está todo en dólares y nosotros vendemos en pesos”, remarcó Chiarelli.
Sobre la rentabilidad histórica de los bares, el referente del sector afirmó que “siempre se posicionó en 18 o 20% de facturación, que eran buenas rentabilidades”. Pero sobre el presente agregó: “Hoy en día esa rentabilidad está en 8% en Santa Fe y es preocupante porque el riesgo que uno tiene por la inversión que ejecuta no se equivale con el tiempo de recupero de esa inversión. Hace 10 años uno invertía en un bar o restaurante y en 15 meses recuperabas ese dinero, mientras que hoy para recuperar hay que hablar de entre 36 y 40 meses con suerte. Se tiene que trabajar cuatro años para recuperar la inversión”.
“Nosotros tenemos fe de que esto tarde o temprano tiene que acomodarse y a partir de ahí desgraciadamente los pocos que sobrevivan podrán experimentar un rebote, pero a consecuencia de eso caerán un montón”, concluyó.